domingo, 16 de febrero de 2014

CUENCOS TIBETANOS Del Secreto Mejor Guardado A Lo Masivo




Cuales son los riesgos?

En las heladas mesetas del Tibet se desarrolló una cultura y una práctica religiosa producto de la fusión de las culturas chamánicas preexistentes y la simplicidad del budismo. De allí surgió lo que conocemos actualmente como budismo tibetano. Una religión rica en imágenes y objetos de culto, que cautiva y encanta. Quien observa imágenes de Thangka (pinturas y dibujos del arte budista tibetano) experimenta simultáneamente el éxtasis místico y el lado más oscuro del inconsciente humano.
En este contexto, los rituales budistas tibetanos se valen de los cantos guturales, campanas, ruedas de oración, trompetas, etc., para transportar la conciencia a niveles elevadísimos de vibración.
Durante siglos el secreto mejor guardado fue el de los instrumentos más simples; tanto, que se confundían con utensilios de cocina... los cuencos. Pero como todo secreto, en algún momento salió a la luz, y, al amparo de una transmisión ritual trascendió fronteras, maravillando a quienes experimentaban el inmenso poder sanador de sus sonidos armónicos.
En los últimos años la difusión del uso de estas herramientas en las prácticas de sanación ha ido ascendiendo a ritmo vertiginoso. Muchas personas los utilizan en sus meditaciones diarias, terapeutas holísticos se valen de ellos para llevar a un estado de armonía a las personas que asisten, hay una oferta enorme de conciertos armonizadores, e incluso muchos músicos los utilizan en sus producciones.
Tanto, que a veces se olvida el inmenso poder del sonido que emanan, y siendo instrumentos tan simples, algunos se ven tentados de creer que su utilización en manos inexpertas está exenta de riesgos.
Aquí van las aclaraciones: cualquier persona puede tocar un cuenco tibetano, utilizarlo para enfocar su atención en su centro mientras medita, o para entrar en estado de meditación. Pero para utilizarlo con otras personas, debemos ser responsables y conocer los alcances del sonido, de la resonancia con la vibración de cada persona, debemos tener un entrenamiento adecuado y una fuerte conexión con la práctica de la sanación. Existen técnicas simples, fáciles de aprender, seguras, que se pueden utilizar en sesiones de armonización. Al momento de solicitar asistencia, debemos asegurarnos de ser atendidos por un operador debidamente entrenado y certificado en estas técnicas, tanto si es en sesión individual como grupal.

Rosa María Golez